Han pasado ya muchos años cuando tuve el privilegio de estar por primera vez con un Coach, era mi tutor y yo una pasante en una estación experimental, tuvieron que pasar muchos años para valorarlo y agradecerle todo lo que significó su compañía en mi proceso de pasante.

Hubo momentos que llegué a detestarlo, sufría por mi mala suerte, solo lo juzgaba, lo indicaba como el peor tutor porque no me enseñaba nada, solo me hacía preguntas y me escuchaba.

Yo como alumna cometía errores, sentía frustración ya que no lograba los objetivos y él me decía ¿Identifica que haces que impide que puedas alcanzar esos objetivos? ¿en qué estás pensando? ¿y si cambiaras el pensamiento? ¿Cómo te sientes cuando las cosas no salen cómo quieres? ¿Por qué te sientes de esa manera? ¿para qué te sirve ese error? ¿cómo lo harás la próxima vez? ¿Cómo puedes evaluarlo? Estas son pocas preguntas para todas las que viví en mi pasantía, terminó mi pasantía y volví triste a mi facultad para continuar estudiando, pero algo pasó, esta experiencia tuvo impacto en mi vida y en mis estudios, yo no era la misma.

Aumentó mi capacidad de reflexionar, mi autoconocimiento, mi capacidad de aprender y mi forma de pensar, mi forma de buscar soluciones, hasta mis amigos y mi familia me sentían diferente.

Pasó mucho tiempo para que conociera el coaching y poder reconocer, valorar y agradecer al tremendo tutor que había tenido en mi pasantía y pedí perdón por todos esos juicios que hice al respecto de su persona.

Terminé de estudiar y el coaching vuelve aparecer en mi vida una y otra vez para seguir haciéndome mejor persona, mejor profesional, una mejor oferta y responsable del camino que construyo cada día.

Gracias Coaching.

 Gioconda Gatica

Académica de Coaching-B